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No hay gritos que callen lo que el silencio habló.

Creías tener las cosas claras, pero entonces llega quien le da un giro de 180º a tu mundo y te quita la armadura que tanto te había costado forjar y te deja desnuda de alma. De los más frágil ante sus ojos, pero más fuerte que nunca.

Siempre supe que eras tú, creo que podría reconocerte a 5 kilómetros de distancia, no sé si será por la forma en la que caminas o por tu simple y conocida silueta, pero yo siempre supe que tú estabas ahí. Y sin saber porqué bajé la cabeza y dejé que como un desconocido pasaras, pero por suerte o desgracia, esto no fue así, te paraste en seco a mi lado y yo no pude evitar mirarte. Por un momento nuestras miradas se hicieron cómplices, entonces nos fundimos en un abrazo que me hizo sentir que te necesitaba, pero sin entenderlo, no quería estar ahí...

Nunca hicieron falta palabras, nunca hicieron falta caricias. Ambos sabíamos lo que escondíamos.    

Mañana escucharé el eco de tus pasos en mi memoria, no para reconstruirte, sino para negarle al tiempo su complicidad con el olvido. 

Se nos agotó la eternidad

Y entonces te paras a pensar en lo que puedo haber sido y no fue, en lo que pudimos haber tenido y a día de hoy nos falta. Toca pensar en la historia que podríamos haber escrito y no tuviste el valor suficiente de empezar... Y justamente hoy nos lamentamos de todo lo que dejamos escapar por no tener el coraje suficiente, por ser débiles ante los sentimientos, por dejar que dudas y pensamientos se apoderaran de nosotros... 

 Justamente hoy que ya es tarde.

No fue malo, simplemente fue verdadero

Hay diez centímetros de silencio entre tus manos y mis manos,
una frontera de palabras no dichas entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste entre tus ojos y mis ojos.

Cuando estás presente mis ojos no miran, hablan.

-Nosotros nunca nos quisimos- Dijo él besándole la cabeza.
+No hables por mí.- Dijo ella cerrando los ojos- Tú no puedes saber si te quiero o no. Ni siquiera eso puedes saber.

La atracción mental es más fuerte que la física. 
De una mente no te liberas ni cerrando los ojos.

Jorge Luis Borges:

Cada persona, que pasa por nuestra vida, es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada. 

Esto es prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.